En el bootcamp de programación en el que estudié constantemente realizamos dinámicas para trabajar nuestras softskills, durante una de ellas nos preguntaron: ¿Cuál fue el peor error que has cometido en el trabajo? Aún sabiendo que estaba en un lugar seguro me volví a preocupar, la ansiedad estaba a mil y mi mente me mostraba la escena fatal una y otra vez.
Cada una fue contando su historia, entre risas, llanto, silencio y abrazos. En mi turno conté cuando recién llegada a un trabajo me dieron la tarea de hacer las facturas del mes, algo que nunca había hecho. Después de varias horas trabajando cometí un error, agregué un número extra en una factura, una cuenta de $50,000 se había convertido en $500,000. Al SAT no le iba a gustar nada, asustada le hablé al contador y me ayudó a resolverlo. En el proceso nos dimos cuenta de que 6 meses de facturas también estaban mal y nadie se había dado cuenta o nadie lo había dicho. Me fui a mi casa con dolor de estómago por la preocupación, no sabía cómo iba a explicar lo que había pasado. Al día siguiente hablé con mi jefa, su enojo y preocupación era notable, pero no dijo mucho, unos días después me despidieron.
Fue una experiencia que dolió, pero sin ella no estaría aquí, en las semanas siguientes terminé la postulación al bootcamp y empezó el proceso de selección.
Hablar de mi experiencia me confrontó, revivirlo fue doloroso y volver a contarlo me hace siempre un nudo en la panza, pero cada vez lo hago desde un lugar distinto. Tiempo después el bootcamp organizó entrevistas de prueba con diversas empresas y constantemente surgía alguna pregunta acerca de los errores, recuerdo en especial una entrevista con una chica de Google México que con una sonrisa después de escuchar la anécdota me preguntó “¿pero lo resolviste super bien, no? ¿Qué pasó después?” respondí “Pues, no sé, esa semana me despidieron” nos reímos y la plática siguió mucho más fluida.
El miedo al fracaso es un mecanismo de defensa que rápidamente puede transformarse en pensamientos ansiosos que capaces de volver cualquier cosa una catástrofe, por ello admitir nuestro error es tan difícil, nos hace sentir vulnerables y pensamos que las consecuencias serán mayores. Ocultar nuestros errores y afrontarlos en solitario no solo tienen un costo emocional, podemos invertir horas, recursos y esfuerzo en resolverlo, a veces sin éxito. Ese miedo puede evitar que tomemos riesgos importantes para crecer como postular a un mejor empleo, proponer un feature, aprender una nueva tecnología, hablar de ese bug que nadie menciona o vivir situaciones insostenibles como la ansiedad y el síndrome de burnout.
Leticia Gasca es investigadora y directora en el Instituto del Fracaso. Además es cofundadora de Fuckup Nights, una iniciativa global para que diversos emprendedores compartan a manera de catarsis sus fracasos. Leticia menciona que las historias de éxito nunca son las historias completas, por ello vale la pena investigar el mundo del fracaso, ya que nos brinda herramientas para mejorar la toma de decisiones y prevenir riesgos. Así, hablar públicamente de nuestros errores nos vulnera con nuestros pares, al quitar el peso de perfección seremos capaces de equivocarnos con mayor libertad. Nos brinda la oportunidad de que otras personas expresen sus preocupaciones o errores. Y en vez de planear soluciones perfectas, nos permite buscar respuestas diversas, rápidas y efectivas que impulsan el aprendizaje colectivo.
Un ambiente tolerante al error nos da la oportunidad de equivocarnos y experimentar con libertad, volvernos resilientes y en conjunto afrontar los problemas que surjan de manera ágil y diversa.
¿Qué herramientas puedo usar para vencer ese miedo? Si bien el miedo nunca se va, creo que la respuesta más simple y a la vez más aterradora es: cometiéndolos en público. Nadie quiere equivocarse y menos que los demás lo sepan; pero con la certeza de que todos los vamos a cometer es necesario quitar el tabú y empezar a hablar de ellos para enriquecernos como comunidad, aquí te dejo algunas opciones que te pueden ayudar.
Retrospectivas, una herramienta de las metodologías ágiles cuyo objetivo es evaluar qué salió bien, qué salió mal y crear compromisos en equipo para el siguiente sprint o proyecto.
FuckUp Night, organiza una reunión donde voluntariamente puedan contar fracasos en 7 minutos y 10 imágenes, es un reto, pero sin duda es un ejercicio terapéutico para todos.
Diario o Bullet Journal, esta es la herramienta más sencilla y que he empezado a aplicar, haz una lista de tus tareas y al final del día haz una retrospectiva con el mismo sistema: Qué salió bien, qué salió mal y que puedes mejorar. Sin duda al releerlo te encontrarás muchas sorpresas.
¡Comparte! Si ya resolviste un error no dudes en compartir lo que aprendiste, haz un tiktok, un blog, un tweet, cuéntalo en slack o ve si en stackoverflow alguien necesita esa misma respuesta. Si quieres complementar estas herramientas FuckUp Nights creó un libro con ejercicios prácticos y además es gratuito: FuckUp Book
No dudes en compartir tu historia en los comentarios :D